EL PODER, LOS CUSTODIOS, LA VIOLENCIA Y LOS DISPAROS AL AIRE: “JOHANA ESTABA EMBARAZADA, ÉL LE PUSO UN ARMA EN LA BOCA Y LA VIOLÓ”
Los testigos describieron el comportamiento del sindicalista hacia la mujer que mató de 5 disparos, y hacia los amigos de ella que quiso alejar.
Agustina Basualdo era una de las mejores amigas de Johana Galdeano. Fue la segunda testigo de la primera audiencia por el juicio contra Juan Carlos Solalinde, que comenzó este lunes.
Relató desde el momento que la conoció y cómo cambió cuando inició la relación con el sindicalista de la Uocra, y funcionario del Gobierno provincial. Ahora está acusado de homicidio doblemente calificado, por mediar una relación de pareja y violencia de género.
Todos los testigos que pasaron en la primera jornada coincidieron que la víctima sufrió “muchísimo” cuando estuvo con Solalinde, que se alejó de muchas amistadas “para cuidar su relación y hacer sentir cómodo a su pareja”.
Basualdo relató dos peleas que escuchó mientras cuidaba al bebé de Galdeano y Solalinde: “Siempre eran reclamos de parte de él, le mandaba muchos mensajes, hostigándola porque todo el tiempo quería saber dónde estaba”.
También aseguró que una noche le mostró cómo funcionaba el GPS que había instalado en el auto de la víctima. “En una reunión mandó a su hermano que se subiera al vehículo, le mandó un mensaje y me demostró cómo era que nos escuchaba las conversaciones. Me lo dijo porque sabía que yo le aconsejaba para que lo dejara”, dijo.
Con ella Galdeano desconectó el GPS que estaba debajo del volante, y decidieron irse de vacaciones pero en el auto de la madre, Gladys.
“Era hermosa y él todos los planteos que hacía era porque desconfiaba, porque todo el mundo se daba vuelta para mirarla, y tenía celos. Siempre la maltrataba verbalmente, que era una puta”, agregó.
También contó que Solalinde tenía un grupo de personas que lo cuidaban y que denominaba “Los Perros”.
“Era un anillo de seguridad porque decía que como había tenido cargos en el Gobierno necesitaba gente que lo cuidara. En más de una oportunidad mandó a sus perros a que les dieran palizas increíbles en los boliches a los hombres que miraban a Johana”.
Agustina Basualdo, amiga de Johana. (Foto: Nahuel Sanchez)
También dijo que fue testigo de lo que pasó en una fiesta de cumpleaños cuando Johana estaba a un mes de dar a luz: “En la fiesta había organizado hasta el último globo que estaba en el salón. Él le pegó una cachetada porque supuestamente miró a unos hombres que llegaban, y decidió irse”.
Al día siguiente le reveló lo que había pasado después: “Cuando ya se sentía mejor me pidió que vaya y como pudo me contó que en medio de la discusión, que se había tornado insoportable y que tenía la panza dura, que sentía contracciones, le puso un revólver en la boca y la violó. Nunca lo quiso denunciar, aunque le insistí que iba a acompañarla”.
Revivió que Johana siempre fue “libre” muy sociable, y que conocía mucha gente. Era tranquila, sana, hacía ejercicio porque le gustaba verse bien. A veces supo modelar.
Siguió exponiendo el comportamiento que tenía el hombre cuando salía de noche. Johana no podía salir sola con sus amigos, tenían que estar él y los custodios: “Siempre estaba armado, una noche vi cuando Johana le pidió que no se bajara con el arma, porque tenía miedo de cómo se ponía, que la dejara en el auto. Era chiquita, como de bolsillo”.
“Cuando nació el bebé ella no quería que pasara por esas situaciones. Se cansó, porque ya no era vida. Al lado de él sufrió siempre”, señaló.
Franco Salinas, amigo de Johana. (Foto: Nahuel Sanchez)
Franco Salinas es otro amigo y le tocó ver de cerca situaciones en lugares nocturnos. Puntualmente se refirió al día que “la gente de su entorno” mandó a golpear a un chico que había saludado a Johana. “Era un amigo de los dos, que encontramos ahí. Sacaron a toda la gente del baño y le pegaron. Nadie se podía acercar a ella, como si fuera de su propiedad. Salir con él era como salir con el presidente. Decía que con ‘el Cuky’ Solalinde no se mete nadie’”, sostuvo.
La vio un día cuando tenía “los dedos de él marcados en el cuello y en los brazos”. Dijo que le contó en un bar donde se juntaron a merendar. “Era más abierta hasta que él pareció. Yo siempre le decía terminara, que lo denunciara. Por eso Solalinde me traba de puto y maricón.
“Llevaba armas en la camioneta. Le gustaba disparar tiros al aire. Y también la apuntó y la amenazó de que nos iba a matar a todos, porque nosotros la aconsejábamos. A un ex de Johana le tiroteó la casa”, expuso.
Silvana Soria es prima hermana. Fue también confidente. Dio precisiones de un episodio donde el acusado agredió a Johana de una trompada: “Le hacía reclamos por los celos, inclusive con mi esposo que un día la acompañó a la clínica cuando estaba embarazada”.
Silvana Soria, prima de Johana. (Foto: Nahuel Sanchez)
“Siempre estaba armado y con mucha gente, porque decía que necesitaba protección. Pero con él cambió de personalidad, se fue apagando y ya no socializaba. Cuidaba a los hijos de él, les hacía la comida. Cambiaba seguido los teléfonos porque él se los rompía, y yo le decía que se separara, pero él iba con la excusa del bebé y no se iba más”, relató.
También contó que meses antes del crimen había perdido un embarazo, por lo cual tuvieron que internarla en una clínica de la ciudad.